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sábado, 10 de septiembre de 2011

CINE


El cine es un lenguaje hecho de imágenes sucesivas, simbólicas y en movimiento. Y, puesto que como cualquier técnica artística (piensen en la pintura o en la música) cumple sin querer o queriéndolo con la función de documentar el mundo, podríamos hablar de que hay dos tipos de cine: el documental y el argumental. Los dos se cruzan todo el tiempo, no cabe duda, las ficciones documentan y los documentales reordenan el mundo a su antojo (las dos, por supuesto, se valen en últimas del mismo lenguaje), pero son más bien diferentes en sus propósitos: los documentales, a través de una mirada que querría ser objetiva, buscan hacernos evidente, cercana, próxima una realidad que ha vivido al tiempo con la nuestra; las ficciones cinematográficas, por medio de una mirada que aspiraría a la subjetividad, pretenden desmontarnos (esto es, obligarnos a criticar e interpretar) una realidad que se parece a la nuestra.

El cine se desarrolló desde el punto de vista científico antes de que sus posibilidades artísticas o comerciales fueran conocidas y exploradas. Uno de los primeros avances científicos que llevó directamente al desarrollo del cine fueron las observaciones de Peter Mark Roget, secretario de la Real Sociedad de Londres, que en 1824 publicó un importante trabajo científico con el título de Persistencia de la visión en lo que afecta a los objetos en movimiento, en el que establecía que el ojo humano retiene las imágenes durante una fracción de segundo después de que el sujeto deja de tenerlas delante. 

Este descubrimiento estimuló a varios científicos a investigar para demostrar el principio,sintetiza los dos tipos de artes. Reúne a la arquitectura, a la pintura, a la escultura, a la danza, a la música, a la literatura en una sola pantalla que ocurre en el tiempo. Canudo hablaba, por eso, de un séptimo arte. Cuando él lo decía sonaba menos tonto que ahora. Él lo decía por primera vez. Y no lo decía ni en vivo ni en directo. Estaba fascinado con el nuevo invento, una máquina llamada cámara que durante muchos años (el manifiesto aparece en 1914, casi veinte años después de la famosa primera proyección organizada por la familia Lumiére), durante mucho tiempo fue vista como un instrumento de laboratorio, una ayuda para el necesitado mundo de la ciencia. Quería, Canudo, hacer caer en cuenta a los hombres de ese nuevo siglo, el siglo pasado, que todo estaba cambiando. 

Que el planeta, en un par de años, sería otro planeta por cuenta de ese arte que ponía en juego todos los sentidos, y, de paso, reunía a la gente alrededor de una nueva fe: la fe 
en el movimiento.


Es la técnica de proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento, mostrando algún vídeo (o película, o film, o filme). La palabra cine designa también las salas o teatros en los cuales se proyectan las películas.Etimológicamente, la palabra cinematografía fue un neologismo creado a finales del siglo XIX compuesto a partir de dos palabras griegas. Por un lado κινή (kiné), que significa "movimiento" (ver, entre otras, "cinético", "cinética", "kinesis", "cineteca"); y por otro de γραφóς (grafós). Con ello se intentaba definir el concepto de "imagen en movimiento".





Para entender el cine lo mejor que puede hacerse es leer El manifiesto de las siete artes del italiano Riccioto Canudo. La colección azul de Cátedra lo editó dentro de una antología titulada Textos y manifiestos del cine. 

Con el manifiesto, que el cine es el séptimo arte. Sí, es el lugar común de la definición, pero va a esto: el hombre, en su instinto de no dejar escapar el mundo, finge la realidad de dos maneras: temporal y espacial. Las artes espaciales (arquitectura, pintura, escultura) contienen u ocupan las tres dimensiones que conocemos. Las temporales (danza, música, literatura) pretenden registrar, modificar, iluminar el paso del tiempo. 

El cine, pues, cuenta historias. Y lo hace de manera dramática: en tres momentos. Pero puede no hacerlo si no quiere. Puede no contar nada o hacerlo en dos momentos. Lo que pasa es que tiene que hacerlo muy bien. Tiene que convencernos de que era mejor hacerlo de ese modo. El cine tiene algo en común con las demás artes: en esta era de indefiniciones, en esta época que no se atreve a decir "las cosas son así o así", tiene que rendirle cuentas a los espectadores, cumplir las promesas que hace, responderle a un lenguaje que es el suyo, y no romper sus propias convenciones porque sí, porque no hay jefes en el mundo del arte, sino porque algo quiere decir de esa manera



A lo largo de la historia, el ser humano ha sentido la inquietud de dejar testimonio de su existencia; de atesorar en imágenes personas y momentos. Para lograrlo, en épocas pasadas se usaron la pintura y la escultura; pero la incorporación de la ciencia trajo nuevos inventos que abrieron increíbles posibilidades de representación del hombre y su entorno.

Uno de estos inventos es el cine. Históricamente se ha marcado el 28 de diciembre de 1895 como la fecha de su nacimiento. Ese día en el Gran Café del Boulevard de los Capuchinos, en París, Louis y Auguste Lumière realizaron la primera proyección de cine: fueron 10 o 12 pequeños documentales que dieron inicio a lo que ahora conocemos como arte, industria y espectáculo; una combinación entre ciencia y reflectores, fama y fortuna.

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